La agricultura fue inventada hace aproximadamente 10.000 años durante lo que hoy se conoce como “revolución neolítica”. Desde aquel momento el hombre ha tratado de modificar los procesos naturales a fin de obtener los alimentos y fibras que necesita para satisfacer algunas de sus necesidades básicas; a lo largo de todo este periodo ha ido cambiando progresivamente el modo de vincularse con la naturaleza y ha incorporado un sinnúmero de innovaciones tecnológicas y productivas. No obstante, y a pesar de que este proceso ha sido progresivo y sostenido, la tasa de los cambios a través de los cuales se produjo la transformación e intensificación de la agricultura, no ha sido constante a lo largo de la historia. Los cambios se aceleraron después de la revolución industrial del siglo XVIII, pero fundamentalmente a partir de la “revolución verde” de mediados del siglo XX. En realidad, la transformación de la actividad agropecuaria se correlaciona con la aparición de otros procesos globales que en esa misma época se produjeron en la sociedad; en particular, la emergencia, desarrollo y profundización del capitalismo en el mundo.
Este proceso de intensificación permitió pasar en muy poco tiempo de una agricultura elemental y rudimentaria que se asemejaba bastante a la de sus orígenes neolíticos, a otra extremadamente sofisticada que se parece cada vez más a los procedimientos que dominan en la industria. A este nuevo tipo de agricultura, algunos han dado en llamarla “agricultura convencional” (Pretty, 2001; Shiva, 2000), es decir, un tipo de producción agropecuaria de alto rendimiento, basada en el uso intensivo de capital (tractores y maquinarias de alta productividad) e insumos externos (semillas de alto potencial de rinde, fertilizantes y pesticidas sintéticos). Este enfoque de la producción agropecuaria también se conoce como agricultura “de la Revolución Verde”, “de altos rendimientos”, “de altos insumos externos” o “moderna”.
En contraste con la agricultura industrial, desde hace unos años ha comenzado a tomar fuerza un nuevo tipo de agricultura basada en principios más naturales y seguros para el ambiente y la sociedad; a este enfoque alternativo se lo conoce como “agricultura orgánica” (IFOAM, 2000; Rigby y Cáceres, 2001). Se trata de un enfoque holístico de la agricultura pues considera la profunda interrelación existente entre la producción y el ambiente (Mannion, 1995). La agricultura orgánica promueve la protección de los suelos y los cultivos a través de prácticas tales como el reciclado de nutrientes y de materia orgánica (usando compost y coberturas de suelo), las rotaciones de cultivo y el no uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos. Aunque existen algunas diferencias conceptuales con otros enfoques alternativos, conceptos relacionados con el de agricultura orgánica son los de “agroecología” (Altieri, 1987; Altieri y Nicholls, 2000), “agricultura biodinámica” (Koepf, 1976; Childs, 1995), o “agricultura de bajos insumos externos” (Reijntjes et al., 1992).
El notable crecimiento observado por la agricultura industrial ha tenido un fuerte impacto en la biodiversidad. Algunos autores advierten que en muchas regiones del mundo se está registrando una fuerte caída de la diversidad biológica (Mannion, 1995; Madeley, 1999; Shiva, 2000; Teubal, 2001; Grimble y Laidlaw, 2002). Shiva (2000) señala que a lo largo de las últimas décadas se ha observado en todo el mundo una fuerte erosión genética en los sistemas de producción agropecuarios; a modo de ejemplo, esta autora señala que mientras en la década del ‘70 se cultivaban en China 10.000 variedades de trigo, hoy se cultivan sólo la décima parte. Lo propio ocurre en México con el maíz, donde en la actualidad subsiste sólo el 20% de la diversidad original. Casos extremos se observan en países como Filipinas; a pesar de que en este país tradicionalmente se cultivaban miles de variedades de arroz, a mediados de la década del ‘80 el 98% de la superficie correspondía a sólo 2 variedades de alto rendimiento. Esta perspectiva es compartida por Pretty (1995) quien señala que, en muchas regiones, se cultivan hoy sólo 1 o 2 variedades de ciertos cultivos, en lugar de las decenas o cientos cultivados tradicionalmente.
CACERES, Daniel. Agricultura Orgánica versus Agricultura Industrial: Su Relación con la Diversificación Productiva y la Seguridad Alimentaria. Agroalim. [online]. jun. 2003, vol.8, no.16 [citado 16 Febrero 2009], p.29-39. Disponible en la World Wide Web: http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-03542003000100002&lng=es&nrm=iso
Actividad asignada al sub-tema 1.2:
Elaborar un cuadro comparativo sobre la base de las características, diferencias y similitudes, ventajas y desventajas existentes entre agricultura orgánica y agricultura convencional, para lo cual se sugiere consultar otras fuetes de información.
Esta actividad será evaluada de acuerdo a los siguientes criterios:
- Capacidad de transformar la información y el dato en conocimiento.
- Establece diferencia y similitudes.
- Establece ventajas y desventajas.
Esta actividad tendrá una ponderación del 5% de la Unidad Temática (Historia y desarrollo de la agricultura orgánica).
Deberá realizarse en un lapso de una semana comprendida a partir del 05/03/2009 al 11/03/2009 y deberán enviarlo a más tardar el día 11/03/2009, a la dirección de correo electrónico de la Prof. Ana Tucci:
esta muy entretenido el texto
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